Lilypie First Birthday tickers

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viernes, 10 de febrero de 2012

Mi Experiencia con la Lactancia Materna

Mis comienzos con la lactancia materna no fueron, la verdad, un camino de rosas. De hecho, creo que nunca suele serlo y que el que algo quiere, algo le cuesta. De todos modos, os cuento cómo resultó para mí por si os sirve de algo.

Como sabéis, Daniela nació por cesárea y, debido al riesgo por corioamnionitis, tuvo que ser ingresada en Neonatología durante una semana para estar en observación. Daniela nació un lunes a las 10 de la noche y yo no volví a verla hasta las 12 del mediodía de día siguiente. Además, la pobrecita estaba dentro de una incubadora, por lo que me tuve que conformar con acariciarla metiendo las manos dentro de la misma. Como comprenderéis, el tema de la lactancia materna lo ví crudo crudo, ya que no se la podía sacar de la incubadora y las enfermeras la alimentaban dentro a base de biberón.

Hubo suerte. Daniela demostró que era capaz de respirar sin problemas y la pasaron a una cuna a las pocas horas. Ya era miércoles a las 9 de la mañana. Daniela tenía ya 36 horas de vida y sólo se había alimentado a base de biberones cada 3 horas, pero yo soy tauro y a cabezona no me gana nadie, así que pedí que me la dieran para intentar el enganche.

Me pusieron en un rincón de Neonatología para "esconderme" detrás de un biombo ("Para que tengas más intimidad"). Me senté con Daniela en brazos y me la quedé mirando absorta. ¡Era tan bonita y tan pequeñita! Parecía estar medio dormidita (aún tenía la cara hinchadita y los ojos medio cerrados) así que las intenté despertar con besitos y palabras dulces. Decidí que ya era el momento y me la acerqué al pecho. Me sabía la teoría de memoria, pero cuando te ves con tu bebé en brazos parece que la seguridad que tenías hace sólo unos días, se te va escurriendo entre los dedos. Le acerqué el pezón y se lo coloqué entre el hueco que hay entre su nariz y su boca, y esperé. A los pocos segundos, Daniela pareció reaccionar y, con los ojos aún cerrados, abrió la boca, agarró el pezón y comenzó a mamar sin ningún problema. ¡El subidón que me dio en ese momento fue indescriptible!

Daniela lactaba despacio, pero lactaba. Daba entre 3 y 4 succiones, paraba un ratito para descansar y volvía a la carga con otras 4 succiones. Supuse que era normal, que llevaba 9 meses alimentándose sin hacer esfuerzo, aparte de las 36 horas a base de biberones que, con sólo inclinarlos, la leche salía a chorro. Mamar suponía un esfuerzo al que no estaba acostumbrada y al que le llevaría un tiempo hacerse.

Al rato, soltó el pecho y se acurrucó contra mi cuerpo. La abracé, le saqué el aire y, por si acaso, le ofrecí también mi pecho derecho. Volvió a agarrarse y lactó durante un rato más hasta que, de nuevo, soltó el pecho por propia voluntad. Las enfermeras me dijeron que, aún habiendo tomado pecho, y porque estaba en Neonatología (donde sólo podía verla cada 3 horas), tenía que darle un biberón "complementario" para asegurarse de que no se quedaba con hambre. Se lo dí un poco de mala gana (aunque también con miedo a que llorara con hambre durante mi ausencia), pero según que Daniela soltó el biberón, no le volví a insistir (el miedo a que interfiriera con el pecho era, también, bastante grande).

Así fueron el resto de los días en que Daniela estubo ingresada en Neonatos: cada 3 horas iba para darle el pecho (a las 00h, 3h, 9h, 12h, 15h, 18h y 21h) y siempre me hacían darle el biberón "complementario". Al haber tenido la cesárea, la subida de la leche tardó más de lo normal y, en parte por eso, los primeros días "permití" que me obligaran a darle el dichoso biberón. Sabía que, al menos, estaba tomando el calostro y eso no se lo quitaba nadie pero, una vez sabiendo que mi cuerpo estaba produciendo leche sin problema, comencé a exigir que sólo se le diera de mi leche materna y que se me dejar darle hasta que Daniela estuviera satisfecha (que para eso estaba haciendo el esfuerzo de ir a Neonatos cada 3 durante toda la semana, aún estando muerta de cansancio).

Otro de los "problemas" que tuve fue que las enfermeras se empeñaban en darle chupete a Daniela. Tuve más de una discusión con ellas pero, claro, a cada cambio de turno (con enfermeras nuevas) me volvía a encontrar el dichoso chupete dentro de la cuna o, incluso, escondido debajo para que yo no lo viera. Como se negaban a ponerlo en su ficha, acabé exigiendo que pusieran un pequeño cartelito en la misma cuna que pusiera "No Chupete". Me salí con la mía, pero de lo que no me libré fue de los comentarios y preguntas con tono más o menos cuestionable sobre porqué no quería darle chupete y cómo permitía que mi hija pasase por tremendo estrés sin consuelo alguno (cuando Daniela apenas lloraba). Sé que pasé a ser considerada una "loca de la teta", pero me dio igual. Yo en esos momento sólo podía pensar en lo que era mejor para Daniela.

Cada día, al ducharme, me masajeaba el pecho mientras me echaba agua caliente para evitar mastitis y demás pesadillas de madre lactante primeriza. No recuerdo bien, pero creo que fue al cuarto día cuando me bajó la leche. Noté el pecho un poco más hinchado y comencé a tener "goteras". Para entonces, ya había comenzado a tener dos pequeñas grietas, una en cada pezón. No sé por qué, pensaba que las grietas eran eso: grietas. Sin embargo, lo que yo tenía era más bien como pequeñas costritas, que no terminaban de curarse al estar casi todo el día húmedas por dar el pecho a Daniela. Me compré un bote de Purelán, pero no me gustó nada. Era muy pegajoso (como una mezcla de vaselina y miel que se derretía al frotarlo contra el pezón) y más de una vez hizo que se me pegara la costra de la grieta al disco de lactancia, con la consiguiente visión de estrellas que generaba el dolor de tener que despegarlos. Finalmente, opté por usar mi propia leche para curarme y, la verdad es que me vino genial.

El asunto de las grietas venía por el agarre. Las enfermeras me decían que Daniela tenía que meterse gran parte de la areola dentro de la boca al lactar. Yo soy de areolas bastante grandes (sobre todo desde que me quedé embarazada) y veía imposible que una niña tan pequeñita pudiera meterse todo eso en la boca. Además, no sé por qué, a mí no me salieron las glándulas de Montgomery y el agarre era un poco más complicado. Por todo esto, decidí preocuparme más por que estuviera bien agarrada (haciendo vacío y sellando con los labios) y traté de compensar la falta de glándulas y de cantidad de areola en la boca cambiado y alternando con varias posturas. Mis padres me trajeron un cojín de lactancia de los pequeñitos y Daniela y yo nos dedicamos a hacer malabares: la coloqué en posición de cuna, de balón de rugby, sentada sobre mi regazo... De todas las posturas posibles que me permitía el estar sentada en una silla (si hubiera estado sentada en una cama, de seguro que habría probado muchas posturas más).

Tengo que decirlo: las grietas duelen. Duelen un montón. Es un dolor punzante, pero que tiene una cosa buena: sólo dura unos cuantos segundos desde que el bebé se mete el pezón en la boca y comienza a succionar. Pasados esos 5 segundos ya deja de doler, pero son 5 segundos que se hacen eternos. El resto del tiempo, cuando no estás dando el pecho, las grietas solo molestan un poco (un poco bastante, pero nada comparado con el inicio de una tetada). Yo no soy una experta en lactancia materna, pero tengo una teoría: Dar el pecho duele (por mucho que digan que no duele), pero duele sólo al principio. Tu pecho no está acostumbrado a ser succionado, tu bebé no está acostumbrado a succionar y es necesario un proceso de adaptación. Ahí es donde tenemos que ser fuertes y perseverantes y aguantar si realmente queremos que la lactancia siga adelante. Es duro, muy duro. Estás cansada, no duermes, las hormonas hacen de las suyas, te duele el pecho, los nervios están a flor de piel (y esto sin contar con los comentarios anti teta) pero, si consigues aguantar, os aseguro que realmente vale la pena. Supongo que cada persona es un mundo y algunas tardarán menos en dejar de sentir dolor que otras. Yo dejé de tener grietas a los 10 días de nacer Daniela, y el pecho dejó de dolerme a los 15. Y volvería a pasar por ello una y mil veces sólo por ver la cara que pone cuando toma el pecho.

Que Daniela disfruta con la teta es un hecho. Su primera sonrisa fue a los 5 días, dormida y con la teta en la boca (eso me dió muchas fuerzas para seguir aguantando) y cuando le ofrezco el pecho, me mira con una cara de felicidad que hace que me derrita por dentro. También puedo decir que la teta fue su primer juguete: lo agarra, lo suelta, hace como que lo va a morder, le da chupetones y, luego, me mira con una gran sonrisa en la cara... y yo me lo paso genial sólo con verla.

A día de hoy, Daniela toma el pecho a demanda. A demanda suya y mía. Siempre que se despierta, que está nerviosa o quejicosa o, a veces porque sí, le ofrezco el pecho. También cuando noto que tengo el pecho muy cargado o cuando tengo pequeñas "fugas" (en estos casos, si no le apetece o está muy muy dormida, suelo vaciarme un poco el pecho en el lavamanos del baño, lo justo para dejar de gotear). El concepto de "a demanda" es lo que más me está costando hacer entender a la gente a mi alrededor ya que, teniendo Daniela ya tres meses, aún me siguen preguntando "cuándo le toca".

Dar el pecho es una opción. Cada uno hace lo que quiere o puede para darle lo mejor a sus hijos, pero también creo que, a veces (no siempre), muchas madres están poco informadas y se dejan llevar. En mi caso, en Neonatología, los primeros días todas las madres decidieron darle biberón a sus bebés. Había alguna que usaba el sacaleches para que fuera el padre el que se lo diera pero, en general, todas daban leche en polvo. Pasados cuatro días de verme peleando con las enfermeras para darle más tiempo de pecho, pasé de estar sola en la sala de lactancia a verme acompañada de otras mamis que, curiosamente, comenzaron a pedirme consejo sobre cómo darle el pecho a sus bebés. No sé si influí de alguna manera en estas mamis pero, si lo hice y sirvió para que le dieran una oportunidad la lactancia materna, pues me alegro doblemente de haber sido una perretosa y de haber dado el coñazo a las enfermeras (ya prepararé otro post con las "perlas" que me soltaron).

Diciendo esto, no quiero decir que me parezca mal las madres que opten por el biberón. Soy consciente de que existen miles y miles de situaciones por la que una mujer decida no darle el pecho a su bebé y que, la gran mayoría de las veces, es por asuntos que son privados. Sin ir más lejos, mi compañera de habitación en el Materno no podía darle el pecho a su hijo porque hacía muchos años se había hecho una operación de reducción de pecho y se habían llevado por delante todas las glándulas mamarias que tenía del pezón hacia abajo. Intentó darle el pecho pero no era suficiente, y acabó optando por una lactancia mixta. Me imagino que esta chica no querrá estar dando explicaciones a cada persona que se encuentra por la calle y le pregunta si le da el pecho a su bebé (a mí me lo preguntan constantemente y creo que es algo que, realmente, no le incumbe a nadie más que a la mamá y al bebé).

Y bueno, esto es más o menos todo lo que os puedo contar sobre mi experiencia con la Lactancia Materna. Espero que os haya servido de algo aunque, seguro, que acabaré escribiendo mucho más sobre este tema en un futuro.

Un besote enorme!!



19 comentarios:

  1. hola, yevo dias siguiendo tu blog, y hay cosas que me parecen curiosas, que de malo tiene el chupete? yo tengo dos niños y los dos han tenido y tienen chupete ( el peque tiene pocos meses) y igual q les e dado el biberon xk desde siempre no quise darle el pecho..
    un beso
    nuria

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  2. Uauu! Vaya post más currado! Me ha encantado leer vuestra historia sobre la lactancia...Es verdad que dar el pecho al principio es duro (bueno, yo no puedo quejarme porque tuve muy pocos problemas), pero la recompensa es enorme. Me alegro de que os vaya tan bien. ¡Un besito!

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  3. Me encantó este post sobretodo porque muy muy pronto estaré pasando por eso. Yo si tengo pensado darle pecho a mi bebé, es algo muy importante para mí pero tengo los típicos temores al dolor, a que no me salga leche, etc... Tu testimonio demuestra que con paciencia y perseverancia es posible. Mi madre me dio pecho casi 9 meses y para ella fue una experiencia super sencilla. No le dolió, le bajó la leche fácilmente. Ojalá que corra con su suerte. Si no, me toca ser paciente.
    Un abrazo!

    Carla

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  4. No sabes cuanto me alegro de que hayáis conseguido una lactancia exitosa. Es verdad que hay que perserverar, yo también tuve muchos problemas y aquí sigo, pero no creo que tenga que doler, hay mamás que no tienen ningún problema con la lactancia ni dolor.
    El hecho de los comentarios por los que tuvistes que pasar me parece lamentable. Qué manía con tener que dar explicaciones de nuestras decisiones como madres.
    Un abrazo

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  5. No fueron pocas las dificultades, pero lo conseguiste y hay que felicitarte por ello. Muchas veces la confianza en una misma es la clave para superar los grandes obstáculos.

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  6. Me ha gustado muchísimo tu entrada. Es una historia preciosa y, encima, con final feliz. ¡Muy emocionante!.

    Grascias por haberla escrito, créeme si te digo que es de mucha utilidad.

    Besos!

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  7. Anuda, felicidades por tu perseverancia y amor con el que crías a tu nena. Te descrubrí hace poco y me tuviste enganchada dos dias enteros hasta que me leí tu blog enterito.
    Me siento un poco identificada, yo tuve un aborto bioquímico hace poco y tu embarazo posterior me da esperanzas.
    Un beso enorme, y no nos dejes tantos dias "abandonadas"

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  8. @Nuria, Hola! La cosa del chupete es que, se dice, que puede interferir en la lactancia materna al ser dos tipos de succión diferentes. Como ya, ya de por sí, tenía bastantes cosas en mi contra (separación prolongada madre-bebé, biberón, etc) no quería que se lo dieran, por lo menos, hasta que la lactancia materna estuviera totalmente instaurada.

    No es que tenga nada en contra del chupete, es que me molestaba que las enfermeras, a pesar de haberles dicho que no quería que se lo dieran, lo siguieran haciendo a mis espaldas. Esto me da que pensar que, si Daniela lloró en algún momento, en lugar de cogerla y calmarla, le metían el chupete en la boca y seguían a lo suyo.

    @Mo, Gracias!! La verdad es que, aparte de la estancia en Neonatología, tuve bastantes poco problemas con la LM, así que tampoco me puedo quejar.

    @Carla, espero que te haya servido de algo. Un besote.

    @Carol, yo es que no sé de nadie que no haya tenido un comienzo más o menos doloroso. Por eso digo que, en la LM, los comienzos son duros.

    @Mama Mimosa, Muchas gracias por tus palabras!!

    @Mamá (contra) Corriente, aunque no he podido resolver todas tus dudas, espero que te haya ayudado en algo :-)

    @Gatuneada, muchas gracias!! Siento mucho que tuvieras que pasar por un aborto, pero no pierdas la esperanza :-)

    Intentaré estar más al pie del cañón ;-) Un besote, guapa!!

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  9. Qué valiente, yo he tenido una experiencia positiva, pero sin grandes pegas (nisiquiera tuve grietas) si hubier estado en tucaso quizá me hubiese dejado llevar.
    Me alegra leer tu entrada porque me hace pensar en la importancia de confiar en nuestros propios instintos, y no dejarnos llevar por opiniones de "profesionalesquesabenmás" o tópicos sobre la cesarea y la imposibilidad de lactar.
    Me parece una entrada maravillosa. Un abrazo enorme y gracias por compartir esos momentos.
    un beso guapa!!!

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  10. Me ha encantado la entrada. Yo también tenía muchos miedos pero también he tenido mucha suerte, a mi me pusieron a la peque al pecho nada más nacer y las enfermeras respetaron mi decisión de no darle bibes complementarios ni chupete ni nada que pudiese interferir. Por suerte nunca me ha salido una grieta, ni me ha dolido ni nada. Mi duendecilla va a cumplir un año y seguimos lactando, pero claro no hemos tenido que subir montañas...FELICIDADES por vuestra lactancia

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  11. Una gran entrada, coincido en que el principio es duro, muy duro, sobre todo por la falta de sueño y las gritas... a mi tambien me salieron. Pero la recompensa.. es muy grande.
    Pitufo ya lacta muy poquito.. solo una toma al dia.. pero hay dias que me parto de risa.. se mete la teta en la boca.. toma su "teta".. y dice.. .mmmm que ricaaaa¡¡ jajaja.. y yo pues eso... que se me cae la baba.

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  12. Me alegro que finalmente, después de las dificultades, lo hayas conseguido.

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  13. Muchas felicidades por esa lactancia perfectamente instaurada :) Daniela tiene que estar preciosa!

    Pensaba que el Materno se declaraba pro-lactancia materna :s

    Vivan las locas de la teta como tú que ayudan a otras mamás :)

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  14. me ha encantado tu entrada, yo soy aries y a cabezota... no me gana nadie, tuve dos mastitis y una perla de leche, que... vaya si duelen... pero no permití que eso arruinase mi lactancia, mi lacasito mamó a demanda hasta que a los 13,5 meses decidió dejarlo y que pena me dio... enhorabuena por tu lactancia y blog

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  15. Una dura historia, pero con un final maravilloso. Somos muchas las que hemos pasado por Neonatología y las historias son tan parecidas,..., que asustan. Lo importante es que Daniela superó todo y hoy lacta feliz a tu lado. Un beso enorme.

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  16. Me alegro de que tu perserverancia haya dado resultados... Y de que tu ejemplo sierviera para inspirar a otras mamás. Está claro que con la dudosa "ayuda" del personal es normal que la mayoría de las madres desistan, así que tu esfuerzo tuvo doble premio. ¡¡¡Enhorabuena!!! Ahora queda lo mejor, a disfrutar.

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  17. me alegro que tuvieses exito en la lactancia, yo fracasé pero ahora que voy a tener un segundo bebe no pienso cometer los errores del primero, empezando por mandar a la porra a más de uno que minaron mi esfuerzo por hacerles caso. he descubierto tu blog y me encanta, me quedo por aquí besos¡

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  18. Me he sentido identificada,sobretodo con el tema chupete, con mi madre no habia manera.. yo ahora llevo una racha mala con la lactancia, pero merece la pena.

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  19. Me gusta mucho tu blog, lástima haber llegado tarde, ya lo cerraste... Sólo contar, por si alguien lo lee, que mi lactancia fue dura,dura... Hasta los dos meses no cicatrice las heridas de loa pezones. No eran grietas, si no heridas sangrantes que me producían un dolor indescriptible, y mastitis incluida. Como también fue cesárea, la leche tardó en subir, y como el dolor me tenía sobrecogida, producía poquita leche, por lo que alternaba teta y biberones. No podía dar a demanda porque el dolor era tan fuerte que era imposible, pero cada 2 horas, mi niña tenía su teta. La sensación de frustración por no poder disfrutar de algo tan maravilloso me comía, pero cada día estaba más segura de que quería continuar. Las personas que me quieren sufrían mucho (es muy duro ver cómo se engancha el bebé y le resbala la sangre de tu teta por la comisura, y tu mientras te agarras al sillón callando los gritos de dolor). Y un buen día, a los día meses casi exactos, salió el SOL. No había heridas ni dolor...sólo leche, así que suprimimos los bibes y nos quedamos las tetas, mi niña y yo.... Volvería a hacerlo 1000 veces, sin duda! Un abrazo fuerte.. Espero que te vaya muy bien

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