Incomprendida

Ya estoy de vuelta. Aunque no había dicho nada, la semana pasada estuve estudiando para el examen aquel que me quedó en junio y por eso he estado un poco ausente, tanto a la hora de responder comentarios como de comentar en vuestros blogs. Pero eso ya se acabó, al final aprobé la asignatura y ya dejo todo eso atrás.

También os  comenté un día, no recuerdo en qué post exactamente, que a veces estaba un poco pachuchilla emocionalmente. No es algo preocupante ni alarmante, y estoy convencida de que a más de una embarazada la habrá pasado. Así que de ahí el tema de mi entrada de hoy: el sentimiento de ser una incomprendida. El embarazo es una etapa llena de ilusiones, estás siempre contenta, tienes achaques pero los llevas con alegría y orgullo... Pero hay veces que todo esto puede llegar a superar. 

Yo empecé a notar los cambios a mi alrededor desde bien empezado el embarazo. Siempre he sido una persona que le gusta hacer las cosas. Si hay que mover un mueble de un cuarto a otro, soy la primera en remangarse; si hay que hacer un agujero en la pared, ya le estoy cambiando la broca al taladro y buscando el tornillo y el taco adecuado... Los trabajos "de hombres" nunca me han supuesto un problema. Pero desde que dije a mi familia que estaba en estado, no me dejaban ni cargar una bolsa de la compra. "Que estoy embarazada, no inútil" fue (y sigue siendo) una de las frases que más ha salido de mi boca en los últimos meses.

Con el paso del tiempo, los achaques se van haciendo más y más intensos: dolor de espalda, pinchazos en las ingles, cansancio... Y la sensación de quiero y no puedo comienza a ser exasperante. Quieres ir de compras, pero tienes que sentarte a cada rato (y no cinco minutitos sino, por lo menos, quince o veinte) mientras los demás se quedan esperando de pie delante tuya, ves como la gente tiene que adaptarse a tu ritmo de tortuga asmática (que no lo quieres ni tú) y, muchas veces dices que ya estás descansada, aunque no sea verdad, para poder seguir haciendo las compras que tú misma quieres hacer.

Algunas veces te dicen que volvamos a casa, que ya vendremos otro día pero ¡contrale! es que ya estás ahí, y prefieres aguantarte media hora más y acabarlo todo a tener que irte a casa con la sensación de ser una piltrafilla humana que no es capaz de aguantar 3 horitas en un centro comercial (con lo que yo era...). El caso es que a veces, de tanto ir de "Súper Preñada", te puede pasar lo contrario, que la gente piense que no tienes límite y cuando suplicas un poquito de descanso, te miren con cara de "ya está ésta aprovechándose de la situación".

Ejemplo: muchos domingos vamos a comer a casa de mis padres y, claro, la comida y la sobremesa se alarga hasta el punto en que yo ya no puedo más con el dolor de costillas que se me queda de estar sentada en una silla, y me tengo que tumbar un rato en el sofá. Como por la noches no consigo dormir más de 2 horas seguidas, pues es normal que, más de una vez, caiga frita en menos de media hora (entre el bochornillo, la digestión, el cansancio, etc). Pues ya me ha caído algún "claro, como la señorita se tiene que echar la siesta después de comer". Y esos comentarios me envenenan por dentro.

También noto que estoy de un indeciso que no me entiendo ni yo. Desde que estoy embarazada, mis amigas me llaman menos para quedar porque "como estás embarazada, estarás descansado o no te apetecerá venir". Me da entre pena y rabia que ya no cuenten conmigo (soy la primera de mis amigas que se ha quedado embarazada) pero, en parte, hay veces que me alegro de que no me llamen porque para salir y tenerlas trotando a mi ritmo pues... Como que no. ¿Alguien me entiende? Pues que me lo explique, por favor.

Llevo una temporada que estoy con las uñas fuera cada vez que alguien se me pone un poco tonto. Sé que, en parte, las hormonas tendrán su parte de culpa (o eso quiero creer) pero cada vez tengo menos paciencia, sobre todo ahora que el parto y la llegada de Dani es cada vez más inminente, y ya empieza a haber comentarios, juicios y dudas realizadas en alta voz sobre mis planes (que no dejan de ser planes porque igual no salen las cosas como quiero) en relación a la crianza de Daniela (esto, en otro post). Me empiezo a sentir cansada, ya no sólo físicamente, sino psicológicamente de estar "luchando" contra las adversidades.

Quiero creer que esto viene en el pack de la "Preñada Feliz", pero mire por donde mire, sólo leo que tengo que estar preocupada por el parto inminente (que, aunque parezca extraño, aún no me tiene preocupada) y por el Síndrome del Nido (que aún no me ha llegado). ¿Alguien en la sala que me diga que esto es normal y que no me estoy volviendo loca? Porfis...